"Es
muy práctico que tengan tres bolsillos: Uno para los sueños,
otro para las esperanzas y, el tercero para los éxitos.”
Recito
de carrerilla esa misma frase a todos mis clientes,
incansablemente, sin distinción, mientras esbozo la mejor de
mis sonrisas aunque sé que no es verdad.
Es
más práctico llevar un bolso con todas las cosas
revueltas.
Lo
abres, metes la mano y, al tacto, encuentras un sueño que
perseguir, una esperanza que mantener, o un éxito que
celebrar. Son todos de texturas muy distintas y las yemas de los
dedos tienen mucha sensibilidad.
Todos
los empleados sabemos que con tantos compartimentos, la gente
coloca las cosas donde no corresponde. Y, para qué nos vamos a
engañar, aunque estén en el bolsillo preciso
nunca saben dónde buscar. Cuando dan con el sueño ya
no tienen tiempo de alcanzarlo, cuando atrapan la esperanza ya
han caído en la depresión y el éxito no lo
encuentran jamás.
Pero
eso es un secreto entre tú yo. Tengo que vender mochilas.